Los testimonios más antiguos de la ocupación humana en las tierras del occidente de Asturias se remontan al Paleolítico Inferior, hace unos 300.000 años. Algunas herramientas talladas en piedra son la única herencia conocida de los primeros individuos que recorrieron la rasa litoral con el fin de explotar sus recursos alimenticios.

Habrían de transcurrir cientos de miles de años para que nuevos grupos de pastores, se adentrasen con sus rebaños hacia las tierras altas protagonizando la primera gran colonización de los territorios que se extienden entre el mar y las sierras interiores. De su paso por estas tierras son testigos los monumentos funerarios que se distribuyen a lo largo de los antiguos caminos y las fértiles llanuras de Grandas de Salime.

A comienzos del primer milenio a.C. se constata el uso de materiales en aleaciones de cobre y la aparición de los primeros recintos fortificados característicos en toda esta región hasta la dominación romana: los castros.

El castro es, en esencia, un poblado instalado en una localización dominante al que sus habitantes dotaron con poderosas defensas. Durante la Edad del Hierro, los habitantes de la región se organizan en comunidades que deben competir entre ellas por la caza, las tierras cultivables, la madera, los yacimientos minerales, tal vez también las mujeres… Hoy sabemos de su habilidad en el alfar, de sus conocimientos metalúrgicos y de su capacidad artística para la fabricación de joyas.

La derrota ante las legiones romanas provocará el progresivo abandono de los castros. Sin embargo, en ese camino aquellos poblados experimentarán periodos de gran prosperidad económica dada la abundancia de yacimientos auríferos en los valles del Navia y del Porcía. Centenares de galerías, trincheras y frentes de explotación fueron abiertos en busca del oro que habría de sanear las arcas del Estado y satisfacer al ejército del Imperio Romano. Con el declive de la actividad minera los castros fueron, en su mayor parte, abandonados y sustituidos por un tipo de hábitat disperso organizado en torno a pequeñas explotaciones agrarias.